por Gerney Ríos González
Administración del conocimiento, tema en el vasto complejo mundial de la
organización empresarial, cada vez más necesaria esta gerencia o knowledge
management. Fundamental aclarar que aún falta por saber qué es y hacia dónde
se dirige. Su valor está reflejado en los resultados de la sociedad productiva,
palpables y ciertos, donde el Factor U es esencial.
Este manejo, knowledge management (KM), tiene resistencia al interior del
personal, comprobado que éste sinónimo de dominación según el espacio de
aplicación y las estadísticas así lo indican, se utiliza como arma de poder. Quien
posee más recursos puede resolver los problemas al interior del organismo, y esto
da ventajas en el liderazgo. No se sabe cuándo el directivo está dispuesto a
compartir sus herramientas afines y hasta qué punto puede entregar su esfuerzo
de años a los subalternos.
En el mundo de los negocios se conoce la naturaleza de los bienes materiales,
pero la información es cosa distinta. Al vender un predio se deja de tenerlo,
cambia de propietario. No ocurre con las ideas que es dominio de quien las
plantea y puede darles salida cuantas veces lo desee. La información aguanta la
reproducción las ocasiones que quiera, a bajo costo; no se desgasta, pero con el
tiempo se vuelve obsoleta.
La gerencia del conocimiento aportará beneficios a la organización, estrategia
benévola a los componentes del grupo. Intercambiar inteligencia no ésta asociada
con la generación de ingresos para todos; casi imposible determinar el impacto
generado y el ejercicio detector puede ser difícil, mas no imposible.
La forma de medir beneficios irradiados por el knowledge management deriva de
la definición de los indicadores de gestión, tan necesarios para conseguir los
objetivos previstos. En ocasiones se cuenta con mecanismos que permiten
calibrar cuándo o no debe aplicarse el conocimiento. Rectores o gerentes con tal
percepción de sus tareas, intuyen en qué momento el proceso es útil.
El resto del colectivo o personas de alguna prestancia en la organización, influyen
con sus ideas, indicando si la información recibida fue de utilidad en su gestión,
qué podría agregarse y cuáles sus recomendaciones finales. El saber arroja
palpables resultados, valores intangibles que se convierten financieramente en
mesurables. Determinadas transnacionales utilizan programas que permiten la
valoración del aporte de su personal a los objetivos, equipos de trabajo, valores
del mercado, clientes, papel de sus competidores e innovaciones, y el Factor U
como catalizador sustancial.
La administración del saber corresponde a líderes con visión de futuro. El valor
intelectual está encabezado por quienes trabajan constantemente con alto sentido
de pertenencia y pertinencia hacia la empresa, dentro y fuera del sistema, con
capacidad de procesar la dimensión creativa e innovadora de otros. La erudición
es diferente a la información, definida como acervo de datos que no son útiles
para el desempeño total de la organización. Los sistemas actuales de la
informática atiborran los cerebros de empresarios, gerentes y rectores, la mayoría
desprovistos de calidad.
En cambio, el conocimiento facilita ser competente para juzgar, entender un
negocio, tomar decisiones; es aplicar lo que se sabe y aprende, que cada acción
en la manufactura entregue los resultados de calidad esperados. Se dice que la
Tecnología de Información (TI) conlleva la necesidad de inversión sustancial para
acceder a KM y esto carece de fundamento. La primera es necesaria en el manejo
intelectual del organismo, pero convierte en tangibles aquellas causas surgidas de
decisiones y acciones.
La gerencia (KM) debe implementarse con la sensibilización de los altos directivos
para administrar en esencia la estrategia de los negocios, en qué consiste, cuáles
sus implicaciones y la definición de los resultados esperados. Vital que las gentes
al concebirla están obligadas a desarrollar habilidades, valores y conductas frente
a la empresa. Ellos son los rectores y agentes de cambio.