El sombrero vueltiao

por Bernardo Ordóñez Sánchez*

La reunión del presidente Gustavo Petro y Salvatore Mancuso ex jefe paramilitar, realizada en el departamento de Córdoba, dos acérrimos enemigos en la década del 90 y lo llevado de este siglo. Puede ser visto como un símbolo de reconciliación nacional, un gesto de avanzar hacia la paz y sanación de las heridas del conflicto.

Usaron el simbolismo del sombrero vueltiao por su origen y significado cultural,  prenda que está profundamente ligado a las comunidades indígenas del Sinú y a la identidad de la Costa Caribe. Para Petro usar ese sombrero se alinea con su narrativa de justicia social y defensa de las comunidades indígenas y afrodescendientes, que son los principales portadores del sombrero vueltiao. Mientras que Mancuso excomandante paramilitar está relacionada con la violencia que afectó a muchas comunidades, incluidas las indígenas y campesinas que históricamente han elaborado y portado el sombrero, para muchos, su uso del sombrero puede interpretarse como un intento de apropiación simbólica o de buscar legitimidad a través de un emblema cultural que no representa su trayectoria.

Petro ha impulsado una agenda de “Paz total”, que hasta ahora está estancada. Este dialogo entre antiguos enemigos, en términos políticos, puede interpretarse como un intento de Petro de fortalecer su gobierno y su agenda de paz, buscando incluir a todos los actores, incluidos aquellos con los que ideológicamente ha estado en desacuerdo, lo que refuerza su posición que busca unificar a Colombia bajo una nueva visión de la paz, con el deseo de avanzar hacia la unidad nacional, la reparación y la superación de las divisiones ideológicas que alimentaron el conflicto por décadas.

Estos gestos de unidad y reconciliación política, también debe darse entre opositores políticos, dejar a un lado las diferencias ideológicas en favor de un dialogo que aborde los problemas más graves del país. Buscar consensos o, al menos, abrir canales de comunicación que favorezcan la gobernabilidad y la paz en el país.

Al inicio del gobierno se priorizo las negociaciones con el ELN, reactivando un proceso de dialogo que había sido interrumpido en 2019, reiniciando las negociaciones en la Habana, con intenciones de lograr un acuerdo, que no avanza, se pelean entre negociadores continuamente como novios celosos. Aunque uno de los logros más importantes ha sido establecer un cese al fuego bilateral, cuando este se suspende las pérdidas económicas es cuantiosa en especial  la infraestructura petrolera, los ataques a la fuerza pública que ocasiona  pérdida de credibilidad y confianza.

Hay otros actores claves con quien también se debe dialogar que participan en el conflicto armado, el crimen organizado y la violencia en el país. Estos actores son diversos y tienen diferentes intereses, estructuras y niveles de influencia en las regiones donde operan. El gobierno debe trabajar y conversar para alcanzar acuerdo de paz, con las disidencias de la FARC. Grupos de narcotráfico y crimen organizado  como el Clan del Golfo, Autodefensas Gaitanistas de Colombia, y otros grupos que surgieron tras la desmovilización de los paramilitares. Con las comunidades indígenas y afrodescendientes, quienes han sido víctimas de violencia y han establecido sus propios mecanismos de defensa y gobernanza, como la Guardia Indígena.

Para lograr acuerdos de paz sostenibles y efectivos, el presidente Petro debe dialogar  desde grupos guerrilleros y bandas criminales hasta comunidades afectadas, fuerzas de seguridad y la sociedad civil y organizaciones de víctimas, empresarios, agricultores, organizaciones y asociaciones de carácter privado. No solo acuerdos con estos grupos armados, también transformaciones sociales y políticas profundas que aborden las raíces del conflicto y garanticen justicia y equidad para la población y las víctimas.

El presidente tendrá que tender muchos sombreros: aguadeño, panamá, de lana, de paja, boina, cachucha, etc.  Son muchas las razones por las que el sombrero puede seguir siendo  un símbolo de paz: simbolismo cultural, gesto de respeto, memoria histórica, puede actuar el sombrero como símbolo de reconciliación y ruralidad, también como icono de neutralidad, ejemplo de inclusión y respeto hacia sus costumbres y fortalecimiento de dialogo cultural, neutralidad política y un sentido de conexión, facilitando un ambiente propicio para el dialogo.

Bienvenido el sombrero a las conversaciones de paz!

*Economista M.B.A. Politólogo. Exconcejal de Bogotá