por Mario Arias Gómez
Pospongo el repaso biográfico -en ciernes- del excepcional, inmolado héroe
paisa, José María Córdova Muñoz, referido a la decisiva participación a la causa
libertaria de La Gran Colombia, que por obligante petición del aplicado historiador
patrio, Gerney Ríos González, presidente de la Academia de Historia, José María
Córdova Muñoz, adelanto en mi condición de Director de la parigual institución –
Capítulo de Perú-.
La Gran Colombia jurídicamente instaurada por el Congreso de Angostura en
1819, ratificado en 1821 por el Congreso colombiano, vigente entre 1821 y 1831, que
unió en una sola nación la Nueva Granada y Venezuela, la Guayana Esequiba (parte de
Guyana en reclamación -actualmente- por Venezuela) a la que adhirieron Panamá (1821),
Quito y Guayaquil (1822), nuevo país disuelto al final de la década (1820) e inicio de
1830, por irreconciliables diferencias políticas entre partidarios centralistas y
federalistas de dichos pueblos.
Relato que coyunturalmente congelo para dar cabida a la anhelada elección de
la décima fiscal general en la historia de Colombia, la acreditada, acrisolada, profesional
bogotana del derecho, Luz Adriana Camargo Garzón (59 años), que motiva la presente,
merecida congratulación, felicitación a los 18 magistrados -de los 23 que conforman la
CSJ- que atendieron la urgencia del nombramiento, desatendiendo -en buena hora- la
circense, extemporánea, intempestiva, mediática, mendaz, mezquina renuncia –
irrevocable- de la ternada, Amelia Pérez, la que, al comprobar que por causa de su
deslenguada pareja, su posibilidad se había desvanecido, esfumado, falta de grandeza,
corrió tardíamente a renunciar -10 minutos antes- de que la sala extraordinaria del 12 de
marzo se consumara.
Lacrimosa abdicación presentada en el lugar equivocado, correspondiéndole –
en su momento- ante el nominador. Inusitado OSO calificado jurídicamente de inane.
Exultación, reconocimiento, aplauso extensivos al señor presidente Petro que,
con alto sentido patriótico conformó la excepcional terna conocida, con aclamado brillo,
a cuál más brillante, resultando favorecida la competente, impoluta, solvente, virtuosa
egresada de la Universidad de la Sabana, con especialización en Derecho Criminal de la
Universidad Libre de Colombia, capacidad a toda prueba, con una amplia, destacada
trayectoria en el servicio público, la Rama Judicial, experiencia, independencia,
fortalezas, virtuosidades que auguran un resurgir de la descaecida, desfalleciente
Fiscalía.
Triunvirato que contrasta con la canalla administración (2002-2010) de ingrata
recordación, a quien la Corte le objetó varios, venenosos candidatos que solo dudas
despertaban, gemelos del descastado, rastrero saurio postulado por el pobre diablo que
“dijo Uribe”, cuyas inocultable insolvencia ética, nada idóneo convirtieron el ente
investigador en defensoría del innombrable, al que encubrió, engavetó, precluyó las
responsabilidades penales como la de los aliados; intimó, empapeló, matoneó,
persiguió a críticos, enemigos, opositores.
Gansteril disfunción del alambicado, alquilado, atrofiado, desenfrenado,
ideologizado, incompetente, insoportable, mediocre nimio, consagrado a irrespetar,
pisotear la dignidad presidencial, a utilizar ilegítima, delictivamente el cargo de escalera,
trampolín, trinchera para promover -sin consecuencia disciplinaria, punitiva- su
enajenada aspiración política. Sinuoso, prepotente furgón de cola. Apestado, dañino,
oscuro, servil alfil de la desaparecida -electoralmente- hidra uribista, con múltiples
cabezas que hay que cercenar de cuajo.
Balbuciente, cutre, endiosado, sombría, torcida lacra humana -encarnación del
mal- némesis del petrismo, que sin formación, experiencia, pergaminos, predicamentos
se hizo al puesto que lo convirtió en intocable con superpoderes para hacer y deshacer,
actuar por encima de la Constitución y la ley, pasar por alto los falsos positivos
insistentemente conectados con el bravucón, indomable, maligno santón, anonadado
con la llegada del otrora negado aliado Mancuso.
Autocalificado ‘mejor fiscal’ a escala planetaria que contra evidencia solicitó a
su favor la preclusión por “fraude procesal y soborno en actuación penal”, que acosan
al ‘quisido’ innombrable, mediante pruebas, ilustrativamente demoledoras que no
admitían discusión, anticipada, temerariamente absuelto por el confabulado, parasitario,
sesgado, tramposo correveidile, para el que el ‘malo de la película’ es quien como
senador -Petro- develó el cartel de la corrupción, el paramilitarismo.
Teatral comediante que, los dioses del Olimpo, en reconocimiento a su
‘moralidad’, ‘sabiduría’, legitimaron los Insoslayables excesos, extralimitación funcional
del compañero de pupitre, ilusa candidato presidencial. Faltas gravísimas -en términos
del Código Disciplinario Único- sin disciplinar, sancionar ejemplarmente.
Tareas prioritarias que en el marco de la imparcialidad, independencia le
esperan a la fiscal Camargo frente al deprimido barco a la deriva, por sobre cualquier
consideración política: Aliviar la crisis institucional, de reputación; recomponer,
recuperar, restaurar la confianza ciudadana en la decaída institución; culpa en gran
parte de la Corte que, en mala hora, eligió al vergonzoso timonel ‘de bolsillo’ que
condujo a la anomia, caos, desmadre, hecatombe -imperdonables- en que se debate la
Fiscalía.
Bogotá, marzo de 2024
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