Javier Borbón, rescatista de la chirimoya en Colombia

. – Este ingeniero agrónomo ha recibido el Premio a la Excelencia Mariano Ospina Hernández

por Claudio Ochoa Moreno

El Ingeniero Agrónomo Javier Leonardo Borbón Guevara es el ganador del Premio a la Excelencia Mariano Ospina Hernández que la Fundación Mariano Ospina Pérez e Icetex entregan anualmente, lo que le permitirá adelantar sus estudios de Posgrado en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia. Su proyecto aspira a realizar la validación de tecnologías innovadoras en cultivos de Chirimoya en la región cundiboyacense, buscando incrementar la productividad y así elevar la rentabilidad de los cultivos de la “Annona cherimola Mill”, su denominación científica.

Para llevar a cabo este proyecto, el ingeniero Javier., egresado de la Universidad Nacional de Colombia, ha establecido un cultivo propio en el municipio de Tibacuy (Cundinamarca) donde realizará las investigaciones y buscará replicar el experimento en un municipio productor en Boyacá. La ejecución de este proyecto se realizará durante los años 2023 y 2024

LOS EXPERIMENTOS

El cultivo de Javier cuenta con 100 árboles que ha manejado fertilización y poda, para lograr arbustos saludables y fácilmente accesibles en los cuales evaluará el uso de técnicas para inducir flores y su polinización, con el fin de planificar la cosecha y obtener frutos atractivos para el mercado. Con este conocimiento espera guiar a los agricultores, poniendo a su disposición estas técnicas, en sus propios cultivos

Su primera planta de chirimoya, sembrada en 2018

En Colombia, los cultivos de chirimoya no están tecnificados, ya que los árboles crecen de manera silvestre y están sujetos a las condiciones ambientales locales. Esto les confiere una alta riqueza genética que es importante preservar, además, existe un conocimiento tradicional generado por los habitantes rurales a través de sus experiencias e intercambios con este cultivo. Tanto la riqueza genética como el conocimiento tradicional son aspectos de gran interés para el ingeniero Javier.

PRODUCCIÓN Y CONTACTOS

Consciente del gran trabajo a realizar en su proyecto, ha mantenido una búsqueda constante de personas relacionadas con esta fruta. Como resultado, ha creado una red de contactos que incluye a agricultores de Cundinamarca y Boyacá con quienes es posible llevar a cabo un modelo piloto de transferencia de tecnología una vez que haya culminado sus estudios. Además, ha establecido contacto con intermediarios y comerciantes de Bogotá, conociendo así, las particularidades por las que debe pasar la fruta antes de llegar al consumidor final.

También se han identificado nichos productivos en la región Andina, específicamente en municipios como Chiscas y San Mateo en Boyacá, San Bernardo y Venecia en Cundinamarca, Funes y Yaquanquer en Nariño, donde un buen proceso de extensión agropecuaria podría tener un impacto positivo en su sector agrícola y proveer de fruta a mercados locales en una primera fase.

Destaca, por ejemplo, al municipio de Chiscas donde la Corporación Alta Montaña Andina ha realizado proyectos para fomentar el manejo tecnificado de la chirimoya y sus beneficios en la recuperación de ecosistemas secos. Sin embargo, su cultivo demostrativo se encuentra en receso.

Campesino de San Mateo, Boyacá, comercializando la chirimoya.

CUENTA CON UN SISTEMA PRODUCTIVO PROPIO

El ingeniero Javier Borbón es nativo de Bogotá y actualmente tiene 32 años. Pese a su juventud ya ha adquirido importantes experiencias en la estructuración, evaluación y ejecución de proyectos con entidades públicas y privadas, lo que le ha permitido tener un contacto cercano a diversos agricultores y sus desafíos.

Durante sus múltiples experiencias, ha venido estructurando un proyecto propio, donde poder realizar sus experimentos y saciar su curiosidad. Comenzó con la recolección de semillas de chirimoya para luego germinarlas, cuidarlas y establecer un cultivo. De paso sintió de primera mano los retos que los agricultores enfrentan a diario. Señala que ha tenido errores, pero también muchos aprendizajes, algunos de los cuales ha compartido en congresos de ámbito nacional.

EN PELIGRO DE DESAPARICIÓN

La falta de conocimiento sobre la chirimoya, su bajo rendimiento y poco consumo, hicieron que la fruta se incluyera en la lista de AGROSAVIA de los cultivos que están desapareciendo. Es aquí donde el proyecto de Javier busca tener un impacto, al generar conocimiento que incremente la rentabilidad, mostrando que la aplicación de tecnologías y una buena extensión rural pueden incrementar la sostenibilidad y rentabilidad de los cultivos y generar ingresos a los agricultores de los nichos productivos, así como a una eventual cadena derivada de una fruta que ha estado ausente del mercado. El ingeniero espera que las nuevas generaciones conozcan y aprecien esta fruta, aumente su oferta en el mercado y comience a popularizarse.

Javier junto a Marcela Silva M, Ing. en Nanotecnología, parte del equipo de la UPB de Medellín, institución que recibió otro galardón de la Fundación e Icetex.

AÑADIENDO UNA PLANTA ÚTIL

Entre las motivaciones que han impulsado a Javier, menciona referencias históricas como los recorridos de Humboldt por América y consignas como las del estadunidense Thomas Jefferson quien opinaba que “el mayor servicio que puede prestarse a cualquier país es añadir una planta útil a su colección de cultivos”. Fruto de esta curiosidad, el ingeniero Borbón sostiene una interesante página, www.eldoradoverde.org en la que realiza recorridos históricos de las plantas nativas a partir de documentos patrimoniales, documentos científicos e ilustraciones para realzar la riqueza natural y cultural del país. Estas historias son un aporte para entender la identidad y el proceso, de cómo una planta útil se incorporó a la economía actual. El ingeniero Javier termina señalando que la biodiversidad puede ser la semilla que generará riqueza para la Colombia del futuro, siendo necesario un gran esfuerzo y creatividad para lograrlo.

Su correo electrónico es jalborbongu@unal.edu.co