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por Juan Pabón Hernández
Mutatis Mutandis significa “lo que debe cambiarse”, y es una sentencia de que ello tendrá lugar, sí o sí, y que debemos prepararnos intelectual y espiritualmente para balancear los signos y consecuencias que genera.
La naturaleza ha sido sabia, y generosa, al proponernos los tiempos para cambiar, pero los humanos hemos sido necios y no hemos acatado las opciones de transformar, juiciosamente, las cosas o los sucesos.
Los indicadores se presentan de diferente manera, bien sea naturales, personales o sociales, pero siempre conservando una semejanza en el espejo del tiempo, algo así como con un reflejo protector de los valores esenciales.
Lo vital es distinguir entre el cambio sustancial (de las cualidades) y, el accidental (de la materialidad), y percibir qué cambiar, cuándo, con quién, dónde y cómo hacerlo: eso requiere madurez y criterio.
El cambio social, por ejemplo, altera todo, normas, actos comunitarios, política y economía, y debemos realizarlo, paulatino y secuencial, con los relevos necesarios para darle un arraigo sereno y prudente.
Y el cambio psicológico, tan íntimo, debe ser una regulación de nuestras emociones, en un proceso de mutación que debe ocurrir, Mutatis Mutandis, conscientemente, con una sonrisa azul abierta al porvenir.
Moraleja: El cambio es intrínseco a la existencia y ha estado latente desde los inicios de la humanidad, insinuando la actitud apropiada para superar nuestra apatía con reflexión, inteligencia, humildad y paciencia.
(*) El autor, Juan Pabón Hernández, cucuteño de toda la vida. Ex presidente de la Academia de Historia de Norte de Santander y poeta consagrado. Catedrático. Es editor de «Imágenes», revista dominical del Diario La Opinión de Cúcuta.