por Gerney Ríos González
Los antioqueños en su visión y prospectiva buscaron comunicar a Medellín con el río Magdalena a fin de conectarse con el mar Caribe y el océano Atlántico, luego en los primeros lustros del siglo XX, el gobierno departamental se empeñó en continuar la obra hasta el río Cauca y extenderla hacia el sur por su margen izquierda con el objetivo de empalmarlo con los ferrocarriles de Caldas y el del Pacífico, en la búsqueda de integrar la línea férrea nacional y la “Ciudad de la Eterna Primavera” con el océano Pacífico.
Mediante contrato del Departamento de Antioquia con la compañía de ingeniería Wiston Bross, se continuó la línea en 1926 de Bolombolo hacía el sur, constituyendo la única carrilera que en Colombia cruzaría sobre la cordillera central por un sector de baja elevación, pues el paso por La Línea entre Armenia e Ibagué nunca dejó de ser proyecto. En 1944 se empalmó el Ferrocarril de Antioquia con el del Pacífico. En 1962 en el gobierno de Alberto Lleras Camargo, la nación lo adquirió, integrándolo a la red estatal.
La conectividad por medios modernos constituyó un reto para varias generaciones de antioqueños, convirtiéndose el tren en un emblema del Departamento a pesar de las demoras y las elevadas inversiones requeridas; su edificación sirvió para demostrar la tenacidad de los “paisas”, término vinculante de la tierra madre y el fenecer, palabra procedente de vascos y catalanes, introducida al país en la colonización. Satisfechos los antepasados adhirieron a su cadena colgante un reloj de bolsillo o leontina de origen suizo con la figura de la primera locomotora del Ferrocarril de Antioquia.
Del siglo XIX al siglo XXI, 158 años después se revive la idea de unir a Medellín con Bogotá, teniendo de ejes los departamentos del Tolima y Cundinamarca. El punto de partida en el levantamiento del tren entre la “Capital de la Montaña” y el río Magdalena, pensando en conectar a Bogotá y el mar Caribe, data de noviembre de 1866, en el régimen federal implantado por la constitución de 1863, cuando el presidente del Estado Soberano de Antioquia, Pedro Justo Berrio Rojas en el periodo enero de 1864 a agosto de 1873, sancionó la ley para adelantar la obra mediante soporte económico a inversionistas particulares, o participando en sociedades interesadas en construirlo. La norma nacional de 1872, autorizó al gobierno federal a otorgar auxilios al Estado Soberano para edificar las líneas férreas.
En noviembre de 2023, la Promotora Ferrocarril de Antioquia presentó cuatro rutas del tren “bala” que lograría conectar ambas ciudades en 180 minutos, pasando por distintas regiones del país y basadas en ellas se analizaría su factibilidad e inversión para materializar uno de los proyectos intermunicipales esenciales para el desarrollo infraestructural de Colombia, obra que finalizaría en 2050.
Existen huellas integradoras de las carrileras dejadas en el pasado por los ferrocarriles de Antioquia, La Dorada, Girardot, Tolima, Cundinamarca y La Sabana. En primer lugar, el más recto transitaría por Puerto Triunfo, La Dorada, Honda y Villeta. Diagramado por la autopista Medellín – Bogotá, derivado del parque automotor, conector de municipalidades de Antioquia, Caldas, Tolima y Cundinamarca, hasta llegar a la capital por el occidente con trazado de 310 kilómetros e integrador de las vocaciones geologísticas del Pacífico, Caribe y Andina, vinculante del mar del Sur o Balboa, río Magdalena y mar Caribe.
Posibilidad segunda, tomaría algunas rutas de las antiguas carrileras y cubriría Medellín-Bucaramanga-Tunja-Bogotá, en un recorrido de 612 kilómetros, uniendo a Puerto Berrio y Barrancabermeja, referenciado por algunos puntos ubicados en Antioquia, Santander, Boyacá y Cundinamarca, ingresando a Bogotá por el norte.
La tercera alternativa es un trayecto de 388 kilómetros similar al primero, pasando por La Dorada, Honda, Mariquita, Armero, Ambalema, Girardot, entrando por el suroeste rumbo a Bogotá, ruta propuesta en las instalaciones de la estación del tren de Armero, Tolima, el 9 de agosto de 1983 en el foro “Dinámicas ferroviarias en Colombia”, en la visión del conector Pacífico-Caribe-Andino-Orinoquia, proyecto de los expertos, Gustavo Pérez Ángel, Darío Londoño Gómez, generales Manuel Sanmiguel Buenaventura, Freddy Padilla de León, Rafael Horacio Ruiz Navarro y coronel Jaime Gálves Linares. En la reducción de costos y aumentar indicadores de gestión fue planteado utilizar al cuerpo de ingenieros y logísticos, conformando batallones ferrocarrileros, en el concepto de un Ejército socialmente productivo.
La cuarta elección, proyectar la línea férrea por el cuadrante cafetero, con una extensión de 380 kilómetros que, cohesionaría los entornos de Manizales, Pereira, Armenia e Ibagué en dirección a Bogotá.
Gustavo Ruiz, gerente del Ferrocarril de Antioquia, considera que la ruta más viable sería Medellín, La Dorada, Honda, Villeta, Bogotá, por tener menos curvas. “De forma preliminar se estima una velocidad comercial entre 200 y 250 km por hora, una pendiente promedio de 1.5% y un tiempo de viaje de 2,5 horas entre las dos más importantes ciudades de Colombia”, explicó David Ochoa, coordinador de Planeación de la Promotora Ferrocarril de Antioquia.
Medellín tiene metro y ahora quiere a través del Ferrocarril de Antioquia conectarse en tres horas con Bogotá, no como una flecha, sino como una bala. “El caballo de hierro” familiar a sus tribus indígenas pertenecientes a la gran familia Caribe, donde sobresalen los catíos, urabáes, cunas, nutabes, tahamíes y quimbayas, tendrán tren a grandes velocidades.