Bill Gates: Un magnate al servicio de los más pobres

Por Jorge Emilio Sierra Montoya (*)

Como es sabido, Bill Gates ha sido, en varias ocasiones, el hombre más rico del mundo, según el célebre ranking de la revista “Forbes”, publicada en Estados Unidos.

Y, claro, es fundador-propietario de Microsoft, cuya presidencia ocupó durante mucho tiempo, pero dejó esa posición directiva, retirándose de la compañía, para entregarse, por completo, a la Fundación que tiene con su esposa Melinda y poner su enorme fortuna, con una enorme capacidad de gestión, al servicio de la humanidad.

Es, sin duda, un líder empresarial con responsabilidad social, de talla mundial. Así se confirma en el siguiente informe que saldrá en el próximo libro de mis Obras Escogidas en Amazon..

Salto a la Fundación

Bill Gates identificó, de tiempo atrás, que los problemas de educación y salud están entre los peores que agobian a la humanidad. De ahí que la Fundación Bill y Melinda Gates se haya orientado, desde un principio, a la búsqueda de soluciones en tal sentido.

Los recursos de la fundación son suyos, personales o familiares, no de Microsoft, y, como su fortuna asciende a varios billones de dólares, no es de extrañar que sea la de mayor patrimonio en el planeta, acrecentado, a su vez, por una extraordinaria donación de otro de los más ricos del mundo: Warren Buffet.

Buffet, a propósito, tomó esa decisión tras evaluar las distintas fundaciones con más impacto social y mayor proyección en el futuro, proceso en el que incluyó a su propia fundación, descartada finalmente, como tantas otras que competían con la de Bill y Melinda Gates.

La escogió, asimismo, por el manejo gerencial y garantizar el óptimo manejo de tan cuantiosos recursos financieros, más aún cuando allí se asumen responsabilidades sociales de dimensión universal.

El impacto social

Y es que esta fundación tiene un impacto social muy grande, tanto en educación como en salud, especialmente ante las llamadas enfermedades catastróficas que afectan a la humanidad, como la malaria y el sida o el coronavirus que desató la más terrible pandemia de los últimos tiempos.

Los recursos se destinan a financiar las investigaciones para encontrar, con el desarrollo de las vacunas respectivas, la cura a dichas enfermedades, considerando, de antemano, que las inversiones oficiales, de los gobiernos, son insuficientes en tal sentido.

“Los futuros avances de la humanidad en salud -concluyó un reciente estudio científico, divulgado por la prensa internacional-, serán el fruto de las investigaciones de la Fundación Gates.

Financiación de proyectos

Pero, no se piense que la Fundación sea una gran empresa, con miles de funcionarios a bordo, como cabría esperar del tamaño de su patrimonio. No. Como prueba cabal de su eficiencia, la mayor parte de sus empleados son voluntarios (consecuencia lógica de estar vinculados a una sociedad sin ánimo de lucro), quienes comparten su trabajo con un selecto grupo de investigadores, obviamente del más alto nivel.

Ahora bien, cualquier persona puede solicitar allí la financiación para su proyecto. Sólo tiene que buscar en la página web los criterios o requisitos exigidos, cuyo cumplimiento es condición básica para hacer la solicitud. A diario se reciben cientos de propuestas para su estudio, provenientes de muchos países.

En Bogotá, por ejemplo, se hizo un aporte por un millón de dólares para la red de bibliotecas, a través de la Biblioteca Virgilio Barco, invirtiendo así en un proyecto educativo.

Los mensajes de Bill

Eso es responsabilidad social empresarial en su máxima expresión, insistamos. O, mejor, es la decisión de un empresario consciente de la enorme responsabilidad social que tiene con su inmensa fortuna para ponerla al servicio de la humanidad.

De hecho, es una decisión empresarial, con la debida racionalidad económica, pero, también es de él como persona, como ser humano, como miembro de la sociedad a la que tanto le debe.

De donde surge un primer mensaje, digno de subrayar: que el sentido de responsabilidad social debe ir más allá de la condición de empresario para remontarse hasta los valores más profundos de la persona, de la dignidad de cada individuo, fundamento, a su vez, de los programas de RSE en las diferentes compañías, sean públicas o privadas.

Y un segundo mensaje, derivado del anterior: no basta con hacer donaciones, con la filantropía de vieja data, sino que es preciso dar un manejo gerencial, con plena eficiencia, a las fundaciones con sentido social, para multiplicar los recursos y garantizar que los proyectos emprendidos sean sostenibles, permanentes, no de corta duración.

El camino a seguir

Por último, es evidente que la citada decisión de Bill Gates marcó un hito en la historia de la RSE en el mundo, pues numerosos empresarios, aún quienes poseen los mayores capitales, siguen su ejemplo, como ya lo hizo -recordemos- Warren Buffet.

O como el magnate mejicano Carlos Slim, quien ofreció destinar un dólar suyo por cada dólar del gobierno de su país a programas sociales en beneficios de las familias más pobres.

Y vendrán muchos más…

(*) Exdirector del periódico “La República”