Crónicas de Viaje:     Paraguay, la perla de la corona en América Latina- Misiones Jesuíticas                                                                

por Arq. Jorge Noriega Santos MBA

Al sur de Asunción, la Capital de Paraguay, se encuentra el Departamento de Misiones cerca del rio Paraná, el cual tiene límites con Argentina. En este territorio, a partir del siglo XVII, se desarrollaron las Misiones o Reductos (Conservaciones) Jesuíticas Guaraníes.

En 1603 el vigésimo séptimo gobernador de Nueva Andalucía del Reino de La Plata, modifico la legislación sobre el trabajo de los aborígenes, promoviendo la supresión de las mitas y encomiendas, por lo cual los Españoles gozaban de los frutos del trabajo de los nativos a cambia de su evangelización, una práctica inexistente, de manera que virtualmente los indígenas se convertían en esclavos, y eran maltratados por sus patronos. En 1608 el Rey Felipe III dispuso la creación de las reducciones jesuíticas y franciscanas en estos territorios.

Las Misiones o Reducciones manejadas por los Jesuitas se crearon en estos años, atendiendo a los guaraníes, guaicuraes y pueblos afines, en los territorios de Argentina, Brasil y Uruguay, con el objeto de evangelizar a los indios, llegando a sumar 30: en Argentina 11, en Paraguay 12 y en el Brasil 7. En 1732 la población de las reducciones llegó a contar con 141.242 indígenas. Los Jesuitas fueron continuadores del exitoso sistema de planificación demográfica, que el Virrey del Perú, Francisco Álvarez de Toledo, había ideado para las reducciones de indios, fue así como se creó “La Republica de los Indios”, en donde las Misiones alcanzaron un alto grado de desarrollo, eliminando los abusos de las encomiendas.

La primera Misión Jesuítica Guaraní, se fundó en 1609 en el Paraguay, bajo el nombre de San Ignacio Guazú, nombre que involucra al fundador de la compañía y al jefe indígena. La segunda fue Nuestra Señora de la Encarnación de Ita-Pua (1615), la tercera, Cosme y San Damián (1632), la cuarta Santa Maria de Fe (1647), la quinta Santiago (1651), la sexta Jesús de Tavarange (1685), la séptima Santa Rosa de Lima (1698) y finalmente Santa María Trinidad del Paraná (1706).

La organización espacial permitió mantener la estructura de parentesco de las tribus.

LOS GUARANÍES Y LAS IGLESIAS

La política de los pueblos Guaraníes, estaba basada en la unificación de las aldeas, con el objeto de centralizar los recursos naturales, provenientes del ecosistema de la selva tropical y también en su creencia religiosa de “La Tierra Sin mal”. Estos aspectos fueron aprovechados por los jesuitas en el proceso de fundación y desarrollo de sus misiones. La mayoría de los líderes guaraníes de las diversas etnias aceptaron levantar Iglesias, que eran símbolo de la protección divina y jurídica, aliados en esta forma con lo que representaba la Compañía de Jesús.

Las Misiones estaban subordinadas al Monarca Español, quien ejercía su autoridad a través de las Reales Audiencias, que para nuestro caso eran Lima y Buenos Aires. Al nivel de la Misión existía un cabildo cuya cabeza era un cacique, elegido por el pueblo a perpetuidad, conocido como Parokaicara “el que dispone lo que se debe hacer”, logrando una continuidad de los intereses indígenas, ya que su cacique era la mayor autoridad comunal. Los Jesuitas ejercían un poder eclesiástico, con la misión de proteger y evangelizar a sus fieles.

ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA

En la Misión existía un alcalde, que velaba por las buenas costumbres, castigaba a los holgazanes y vagabundos y vigilaba a los que no cumplían sus deberes. Había un alguacil, encargado de la vigilancia de los niños y niñas de la comunidad. También un regidor, encargado de los contadores, fiscales y almacenistas. Todos los cargos eran elegidos por la comunidad, con una duración de un año y cada primero de enero había una elección.

ORGANIZACIÓN ESPACIAL DE LAS MISIONES

Uno de los aspectos más interesantes de las Misiones, y que como arquitecto peregrino me interesa analizar, es la Organización Espacial de las Misiones: La Misión tenía una gran plaza principal, de forma cuadrada con una cruz en el centro y una enorme estatua del Santo Patrono de la Misión, en ella se reunía la comunidad para todas sus actividades. En un costado estaban la iglesia y el convento, únicas construcciones realizadas en piedra local y maderas finas como el lapacho, el quebracho y el urunday. Junto a la Iglesia estaban los edificios administrativos, talleres y aulas. Las calles y casas, ordenadas según líneas geométricas, acorde con las normas urbanísticas españolas definidas para la construcción de nuevos asentamientos.

El arquitecto Jorge Noriega Santos

Existía una casa comunal para alojar a las viudas, huérfanos y mujeres solteras, con todos los servicios sanitarios necesarios. Junto a la iglesia existía el lugar para el cementerio y muy cerca la cárcel. Todo el conjunto estaba rodeado por una empalizada, solo existía una puerta de entrada para tener un efectivo control. Esta organización espacial permitió mantener las estructuras de parentesco de las tribus guaraníes, garantizando así la conversión y la supervivencia de la comunidad, preservándose de esta forma la familia extensiva que era la forma original de la sociedad guaraní

Los campos de cultivo, estaban por fuera de la empalizada y en ellos se sembraba algodón, trigo, legumbres y hierba mate, en forma comunitaria. Adicionalmente, cada jefe de familia tenía una pequeña huerta en donde se cultivaba lo necesario para la manutención de su grupo. Como no existía dinero, todo se realizaba por el sistema de trueque.

LOS APRENDIZAJES

Los jesuitas aprendieron el guaraní, y en las escuelas que eran de doctrina también enseñaban a leer y escribir a toda la comunidad. Algunas de las Misiones llegaron a desarrollar imprentas que imprimían libros en guaraní. La música y el canto ocupaban un lugar destacado en el proceso de aprendizaje, y todas contaban con coros y orquestas formados por adultos y niños, quienes a su vez construían en sus talleres instrumentos musicales como el arpa, que era de origen europeo y que ellos modificaron para convertirlo en el instrumento típico del Paraguay.  Algunos indígenas se convirtieron en expertos en el latín y en la música sacra barroca.

En 1767 el Rey Carlos III ordenó la expulsión de los jesuitas de las Misiones. La lucha por su conservación y preservación duró 10 años, pues los guaraníes habían sido preparados militarmente por los jesuitas como freno a las aspiraciones expansionistas de los lusitanos (portugueses), que liderados por los bandeirantes se dedicaban a la caza de indios. Ofrecieron una atroz resistencia  por 10 años, al cabo de los cuales las Misiones entraron en proceso de decadencia y finalmente fueron abandonadas, quedando solo ruinas de las mismas, que fueron invadidas por la selva  y en el olvido de esta utopía social.

Patrimonio de la Humanidad

LAS MISIONES Y EL TURISMO

Actualmente todas las Misiones son fáciles de visitar, pues están totalmente abiertas al público y han creado un polo de desarrollo turístico especialmente hacía Jesús de Tavarangue y la Santísima Trinidad de Paraná. Estas dos ruinas fueron revalorizadas, gracias a un espectáculo de luz y sonido, que cada semana hace renacer de las sombras nocturnas, arcos, pilares y pulpitos, a la vez que recrea el canto de los pájaros y la música barroca de la época.

Con este magnífico ejemplo se destruye completamente la leyenda negra de España en América, los jesuitas con su vocación de servicio, su tolerancia, su mente y espíritu abierto, su organización y la eficacia en la acción, nos dan una excepcional muestra de la capacidad humana cuando se trabaja con la mente y el corazón.

La Unesco las calificó como “una experiencia económica, social y cultural sin precedente en la Historia de los pueblos“, cuando las declaro como Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1993. Las Misiones Jesuíticas son la anti leyenda negra de España, la constatación del respeto y la protección del indio nativo, frente a la desmesura de la conquista y sus ansias de rentabilidad económica inmediata. Visitar estos lugares como peregrino reconforta el alma, pues son lugares de sabiduría que representan la huella de España en el Nuevo Mundo.

La ruta jesuítica

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DATOS CLAVES:

Localización: Misiones

Tradición espiritual: Católica

Fecha de Construcción: Siglo XVII y XVIII

Cómo llegar: Vuelo a Asunción, capital de Paraguay y de allí a Misiones por carretera, en 225 kilómetros.

Cuando ir: Mayo a septiembre, (clima fresco) diciembre a marzo (clima caluroso).

Declarado PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD por la Unesco en 1993.

Correo: jnsarquitecto@hotmail.com