Taipéi, centro asiático de la felicidad
En un mundo interconectado donde la salud no conoce fronteras, la participación inclusiva en Organización Mundial de la Salud (OMS) es fundamental para abordar los desafíos globales. En la era posterior a la pandemia, donde el acceso al derecho a la salud ha cobrado más relevancia que nunca, la cooperación internacional es imprescindible y en concordancia, la OMS debe promover y garantizar la salud global y fortalecer la gobernanza mundial en salud pública adhiriéndose a los principios de profesionalismo y neutralidad en sus decisiones, acciones y procedimientos.
En sintonía con estos estándares, la OMS ha seleccionado el lema del Día Mundial de la Salud 2024: «Mi salud, mi derecho», que defiende el acceso de todas las personas a servicios de salud, agua potable, aire limpio, alimentación adecuada, vivienda digna y condiciones laborales y ambientales decentes, sin discriminación.
En este contexto, es evidente el compromiso de Taiwán con la salud global y con los principios e iniciativas mencionadas, abordando brechas geográficas en la seguridad sanitaria y contribuyendo a la construcción de un marco de salud integral a nivel mundial. Desde la mejora de la atención médica en naciones insulares del Pacífico hasta la prestación de asistencia humanitaria a refugiados y víctimas de
catástrofes naturales en diversos países, se ha demostrado un firme compromiso con la construcción de un marco de salud integral a nivel mundial.
Sin embargo, a pesar de su valiosa contribución, Taiwán sigue siendo excluido injustamente del sistema universal de salud debido a razones políticas. Este aislamiento no solo pone en peligro el derecho a la salud de los 23 millones de ciudadanos taiwaneses, sino que también representa una pérdida de derechos fundamentales para la comunidad global en términos de recursos y conocimientos médicos.
Por otra parte, la OMS enfatiza la importancia de estar preparados para futuras pandemias, dado el riesgo constante de la aparición de pandemias como la Enfermedad X. Para enfrentar este desafío, es crucial que los países fortalezcan su capacidad de gobernanza y seguridad sanitaria a través de la cooperación internacional. Taiwán, reconocido por sus avances médicos y su rápida respuesta a emergencias sanitarias, cuenta con una valiosa experiencia que puede beneficiar a la comunidad mundial. Desde su papel en la detección temprana del riesgo de la pandemia de Covid-19 hasta la implementación de medidas efectivas, Taiwán ha demostrado un compromiso firme con la salud global. Su experiencia puede ser fundamental en futuros esfuerzos, como el monitoreo de nuevas cepas de virus, el intercambio de datos de diagnóstico y la colaboración en investigaciones sobre vacunas, antivirales y ensayos clínicos.
El llamado es claro, instar a la OMS a tomar medidas concretas para incluir a Taiwán como observador en la Asamblea Mundial de la Salud y en todas las actividades de la OMS. Esta incorporación no solo es necesaria para cumplir con los principios fundamentales de la Constitución de la OMS, sino que también es esencial para promover la salud global y fortalecer la gobernanza mundial de la salud pública. Es
imprescindible garantizar que ningún país sea dejado atrás en la búsqueda de un mundo más equitativo.