El Estatuto de la Oposición, más formal que real

por Ricaurte Losada Valderrama

Pues aunque en 1991, en la Constitución que nos rige, se le dedicó un título a los partidos políticos, y dentro de él, un capítulo al Estatuto de la Oposición, este solo se hizo efectivo en el papel a través de una ley estatutaria, aprobada gracias al compromiso adquirido en tal sentido en los acuerdos de la Habana, pero en gran medida se encuentra solo en el papel, debido a que como secuela del Frente Nacional, los partidos políticos prefieren arriar sus banderas y su ideología, para estar con el Gobierno y, por ende, tener burocracia, olvidándose que la democracia es entre muchas cosas, alternación y, en consecuencia, renunciando a la posibilidad de convertirse en opción poder. 
Es por ello que  organizaciones políticas como el Partido Conservador, se declaran de Gobierno  y que este Partido y el Partido Liberal, por ejemplo, que son los partidos históricos, hace rato han quedado sin opción de poder.
En cuanto a este último, el Partido Liberal, no cabe duda que su director, el ex presidente César Gaviria, haya intentado sepultarlo, propósito que no ha conseguido por la raigambre popular de dicho Partido, con decisiones como la adoptada al apoyar la elección del ex presidente Duque, es decir, de arriar sus banderas socialdemócratas, para luego, en medio de divagaciones, dejar al Liberalismo sin candidato y terminar finalmente apoyando a Gustavo Petro, decisión que ha debido adoptar, sin titubeos, desde cuando no fue capaz de tener candidato presidencial propio. 
De modo que hoy, cuando se vence el plazo para que los partidos y movimientos políticos se declaren como de Gobierno, independientes o de oposición, ya todo está completamente definido esencialmente en torno de la burocracia, olvidándose de manera general de los principios, de la ideología y de que por ese camino seguiremos teniendo una democracia recortada.
Lo positivo de este hecho es que el mismo, le ha permitido al presidente Petro conformar una amplia coalición que ojalá, finalmente sea capaz de producir unos cambios de fondo, de los tantos que necesita Colombia.