por Bernardo Ordóñez Sánchez*
En el transcurso de la semana que termina se conoció el nombre de los escogidos por la
Corte Suprema de Justicia y por el Presidente de la República para completar la terna que
debe elegir el Senado de la República como Procurador General de la Nación para el
periodo 2025 – 2028.
El Consejo de Estado, de primeras había escogido para ser parte de la terna de Procurador
al exministro de vivienda Luis Felipe Henao, quien representó al partido Cambio Radical en
esa cartera y con la independencia y experiencia suficiente para esa responsabilidad.
El anuncio de la CSJ de escoger al exsenador Germán Varón Cotrino, persona
perteneciente también al partido político de oposición al gobierno, Cambio Radical, además
de la excelentes calidades de Varón para ocupa el cargo, también dice muchas cosas para
interpretar: la CSJ le manda un mensaje político al presidente; se puede interpretar como una
respuesta por los desplantes que el mandatario ha tenido con esa corte; no en vano, esa
decisión fortalece al partido de oposición con dos candidatos para ganar la elección en el
Senado, es una respuesta mediática contraria al gobierno.
En el año 2020, la Corte Suprema de Justicia terno a la Margarita Cabello, quien salió
elegida por el Senado como Procuradora. Esa jugada le salió bien a la Corte.
La decisión de las cortes y en especial haber escogido, cada una por aparte, dos miembros
con autoridad pertenecientes al partido de oposición Cambio Radical, movió las decisiones
de la Casa de Nariño.
El presidente, en su sabiduría de político y gozando de la discrecionalidad para escoger su
candidato, recoge el nombre desechado por la Corte y postula a Gregorio Eljach. Figura con
vasta experiencia en el legislativo y administrativo, quién en opinión representa en muchos
casos la defensa de la institucionalidad del Congreso, también como conocedor de la
implementación de reformas legislativas y mediador técnico entre las diferentes fuerzas
políticas del Senado sin ser una figura política partidista. No en vano hace doce años es el
Secretario General del Senado.
Esta escogencia por parte del presidente podría interpretarse como una jugada de ajedrez
político, pues no solamente asegura tener un Procurador ternado por él, también elegir
alguien con las relaciones políticas que ayude a recomponer acuerdos o solucionar conflictos
políticos, que hasta ahora no ha tenido quien se los ayude a solucionar, sus interlocutores
no han sido eficientes en este tema.
Está convocado para el próximo miércoles dos de octubre el Senado de la República para
elegir. Todo indica que Gregorio Eljach será el escogido, por lo manifestado públicamente
por las bancadas mayoritarias del Senado, el decir de quienes hacen cábalas, la apuesta es
si llega a cien o se queda en 90 votos de los senadores.
Aunque el rol del Procurador debe ser constitucionalmente independiente del poder
Ejecutivo, desde la perspectiva del gobierno podría tener algunas posibles “garantías” con la
elección de Eljach: su experiencia en el manejo de la administración del Senado lo convierte
en un conocedor profundo de los procedimientos legislativos y de la interacción entre el
Congreso y el Ejecutivo; experiencia técnica y conocimiento institucional.
Para el gobierno, si busca una relación institucional estable con los órganos de control, su
presencia podría facilitar la interlocución y mediación entre el Ejecutivo y el Legislativo,
ayudando a resolver conflictos de forma más eficiente actuando con plena autonomía.
La Procuraduría últimamente ha sido objeto de análisis por los diferentes sectores políticos y
de opinión en el sentido de transformarla, agruparla, fusionarse y hasta acabarla, en ese
sentido ya se había pronunciado el ex vicepresidente Germán Vargas. Si es elegido Eljach,
es una señal positiva para que esta entidad encargada de la protección de los derechos
fundamentales, de la vigilancia de los funcionarios públicos, del control disciplinario, de la
legalidad y del cumplimiento del debido proceso como ministerio público, no siga con la
incertidumbre de acabarse o transformarse en otra.
La imparcialidad del nuevo Procurador dependerá de su compromiso con la ética, la
transparencia e independencia, así como del respaldo de las instituciones que supervisan su
actuación y del mismo Congreso.
*Economista. M.B.A. Politólogo. Exconcejal de Bogotá