El Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Andrés Pastrana impuso a Alfonso Cuevas la Orden al Mérito, por sus servicios al Estado.
por Gerney Ríos González
Meritoria y destacada carrera profesional la del doctor Alfonso Cuevas Zambrano, con merecimientos que lo sitúan en el selecto grupo de egresados de nuestra respetable Universidad La Gran Colombia. Un santandereano de Suaita, en su toponimia “rayo del sol”, tierra de guerreros del pueblo Guane y cuna de las primeras fábricas de hilados en Colombia.
Un breve diálogo con nuestro personaje:
¿Cómo fue su vinculación a la Universidad La Gran Colombia?
Una vez culminados mis estudios de secundaria, empecé a seleccionar universidad en donde poder estudiar Derecho, que fuera una institución de filosofía conservadora, tradicional, de valores y de unos principios altruistas. En esta actividad tuve un disgusto muy fuerte con mi progenitor-dizque por rebelde-, y me notificó que no podía contar con su apoyo económico para estudiar en jornada diurna.
En tales condiciones, no me di por vencido y busqué qué facultad tenía el programa de derecho nocturno que me permitiera trabajar de día y estudiar en las noches y sábados.
Sin vacilaciones encontré que la universidad La Gran Colombia era la mía, por lo tanto, me inscribí, presenté las pruebas de rigor y me endeudé con un tío materno muy generoso que me apoyó con su solidaridad y económicamente, con el compromiso de que una vez consiguiera trabajo le fuera pagando poco a poco. Lo que efectivamente ocurrió.
Posteriormente, presente solicitudes laborales en el sector público y privado, con tan buena fortuna que me citaron en la secretaria de Gobierno de la Alcaldía Mayor de Bogotá para trabajar como escribiente en una Inspección Distrital de Policía. Con el devenir del tiempo me nombraron en el mismo despacho Secretario de la Inspección, y más adelante por mi buen desempeño y en una ausencia del titular me encargaron de la Inspección, habiendo durado mi encargo cuatro años y medio.
Terminando mi carrera me ofrecieron a través del gobierno canadiense un programa de estudios tipo beca, pagado por ellos. Prontamente renuncié y con mi documentación en orden, y antes de graduarme de Abogado en la universidad La Gran Colombia, viajé a Toronto-Canadá donde perfeccioné mis estudios de inglés en el Department of the Provincial Secretary and Citizenship Division.
¿Y qué tal el ambiente de la universidad entonces?
El ambiente de la universidad La Gran Colombia, en ese periplo de mi carrera era sano, amistoso con profesores de óptimas calidades humanísticas que me permitieron sentirme a gusto en el desarrollo profesional y las aspiraciones de adquirir la cultura académica necesaria para tener éxito y lograr servirle a mi país, a mi familia y a mis amigos, como evidentemente lo he hecho.
La biblioteca tenía libros de fácil uso y manejo en las tareas académicas. El diálogo con directivos era ameno y productivo sin prejuicios de clases sociales lo que me permitió gran confianza y desenvolvimiento con estudiantes y educadores, confirmando que había hecho la selección perfecta de mi academia educativa.
Además, tuve la suerte de tratar más cercanamente algunos docentes, miembros de la Conciliatura y del Plénum como es el caso de los doctores Eduardo Kronfly (qepd), Fabio Duque, Oscar Gómez Santa y Jorge Vélez García, quien me prologó uno de mis libros sobre “Sistema Electoral en Colombia”.
En complemento un paréntesis de nuestra parte. El prólogo del jurista Vélez García a la obra de Cuevas Zambrano reconoce que “El núcleo central del texto está conformado por el Código Electoral Comentado, y es precisamente ahí de donde brota tanto la regulación positiva como la doctrina jurídica que informa nuestro sistema electoral, tan minuciosamente conocido y tan certeramente expuesto por el jurista Cuevas Zambrano, quien se ha esmerado no sólo por la adopción de una metodología adecuada para el examen de las principales cuestiones analizadas sino que discretamente, o quizás involuntariamente, ha puesto de relieve una bien fundada visión iusfilosófica del sistema electoral como fundamento de la legitimidad y transparencia de un Régimen Político”.
En suma, este Gran Claustro de Jurisprudencia me formó profesionalmente para haber logrado tantos beneficios en mi vida profesional y en la paz que mantuve después en la reconciliación con mi padre, que me criticara asazmente por mi decisión de entrar a La Gran Colombia y estudiar de noche.
¿Cuáles vivencias personales recuerda?
En este tiempo de grandes oradores en el Congreso de la República me resultó conveniente la cercanía al Capitolio Nacional porque podía ir en asocio de dos o tres compañeros de mi clase a escuchar los debates senatoriales y en ocasiones en la Cámara de Representantes durante la discusión de las normas sobre la modernización del Estado, de la gratuidad en las universidades públicas, de las becas para viajar al exterior, entre otros, lo que me permitió tener un mayor conocimiento de la vida pública y política del Estado.
Era muy divertido irnos con compañeros a los recitales que ofrecían en el Museo Colonial, en donde a veces me escogían para hacer presentaciones de poetas que estaban hablando de nadaísmo y otras tendencias de la época. Esto me permitió desarrollar mayores lecturas poéticas, útiles para apoyar literariamente ciertas frases en mis intervenciones y escritos jurídicos.
También hogaño, hago remembranza de docentes formidables como el doctor Eduardo Kronfly (QEPD), con quien tuvimos una empatía jurídica por el derecho internacional y penal que estructuró una buena amistad entre los dos. Posteriormente por su espíritu generoso, sincero y abierto como los días de estío, me invitó a ser parte del grupo jurídico en su oficina, que tenía en la carrera 5ª. con calle 14.
¿Para qué le ha servido la Gran Colombia?
La Universidad me ha servido para convertirme en un profesional del derecho destacado, reconocido dentro y fuera del país, por mérito propio, por dedicación, por la honestidad y por la capacidad de servicio público y privado en bien de la justicia y de la gente común y más necesitada.
Indudablemente, sin los nobles principios de la Gran Colombia y la formación académica excelsa, no hubiera podido tener el éxito, el progreso y las experiencias que en lo intelectual he adquirido con orgullo, donde aspiro como un ciudadano integérrimo, terminar en el paraíso, valorado y apreciado por mi familia y mis estudiantes a quienes he trasmitido siempre las buenas enseñanzas de mi amada Gran Colombia!.
Reitero que mi Universidad me sirvió para escalar grandes posiciones competitivas en la administración de justicia, en los organismos privados y estatales, no solo en Colombia sino también fuera del país, dejando en alto el nombre de la Patria y de la Escuela Grancolombiana.