Por: Jorge Emilio Sierra Montoya (*)
Este siete de agosto se cumple un nuevo aniversario del natalicio del ex ministro Otto Morales Benítez (1920-2015).
Por ello, es oportuno recordar la aún reciente celebración de su centenario, cuando se lanzó, en la Academia Colombiana de la Lengua, mi libro “El Gran Otto: Años de formación” -Amazon, 2020-, del que me permito transcribir la siguiente anécdota entre él y don Tomás Maya, padre del poeta Rafael Maya.
A prueba en Popayán
Tan pronto llegó el joven Otto Morales Benítez a Popayán, vinieron los problemas. En primer lugar, que las normas del nuevo colegio impedían validar los tres años de bachillerato cursados en Riosucio, ¡no habiendo otra salida que la de repetirlos!
Cuando se enteró del asunto, el rector de la Universidad del Cauca, Jeremías Cárdenas, ordenó resolverlo con base en una fórmula que su principal asesor expuso de inmediato: ¡el joven Morales tendría que presentar exámenes de sus anteriores tres años escolares!
El osado alumno aceptó el reto; era su única alternativa, además.
Y fue así como de buenas a primeras, en un abrir y cerrar de ojos, se vio en un inmenso salón, enfrentado a cuatro solemnes profesores (con camisas de pajarito, o sea, con las puntas de su cuello hacia arriba), quienes se pusieron de pie para saludarlo y decirle “Señor Morales”, título que nunca había oído pero que le dio la confianza necesaria para enfrentar la dura prueba.
Examen de don Tomás Maya
El primero en tomar la palabra fue el profesor de matemáticas: “Si resuelve este ejercicio (que escribió en el tablero), usted demuestra que sabe todo lo anterior, y si no…”. ¡Sacó cinco en la evaluación -la máxima nota-, por obra de milagro!
Luego le tocó el turno al profesor de castellano, quien le puso, como prueba, una figura literaria que debía identificar por su nombre exacto y dar un ejemplo, ojalá de un autor colombiano.
Dio el nombre de la figura, puso un ejemplo y declamó, a continuación, un poema de Rafael Maya que contenía esa figura, igual que lo hizo a continuación ante una nueva pregunta del insistente jurado.
“¿De dónde viene usted, señor Morales?”, le preguntó.
“De Riosucio, señor”, fue la respuesta.
“¿Y quién le enseñó castellano?”.
“Don Manuel María Córdoba”, respondió de nuevo, aclarando, ante otra requisitoria, que el texto guía de ese profesor era de Tomás Maya, padre del citado poeta payanés, Rafael Maya.
“Mucho gusto. Mi nombre es Tomás Maya”, le dijo el entrevistador, de quien se ganó, por consiguiente, la mejor calificación durante el examen que aprobó con honores.
Librería junto a “La U”
Tomás Maya era propietario de una librería a media cuadra de la universidad, la cual se convirtió en uno de los sitios más visitados por Otto, quien pudo así ampliar sus lecturas de historia, literatura y política que había iniciado en los libros traídos por su papá, don Olimpo, de los continuos viajes a Manizales y Pereira.
(*) Miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua